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Dante x Alonso: Las puertas del cielo y del infierno siguen abiertas

Se inauguró en el Museo de Arte Contemporáneo de Unquillo (MACU) la muestra "Dante x Alonso", que reúne obras del artista Carlos Alonso inspiradas en Dante Alighieri y la Divina Comedia, realizadas entre 1966 y 2009

Por Carlos Ruiz / @qarlos_ruiz

Carlos Alonso es uno de los artistas plásticos argentinos más importantes. Pintor, dibujante, grabador e ilustrador, sus obras expresan el mundo de una manera descarnada, profunda y por momentos avasallante. La condición humana, la corporalidad, el deseo, la violencia de un mundo caótico y decadente, aunque por momentos esperanzador. El contacto con su obra no pasa desapercibido ante quien la mira y la contempla.

De todas sus facetas como artista, la de ilustrador de grandes obras de la literatura argentina y universal coloca a Alonso en un sitio de artista completo, único. En los cruces con otros artistas, Alonso despliega su mundo a través de la propuesta de obras y las lleva a nuevos niveles de complejidad y profundidad. Las obras que Alonso ilustró funcionan como portales para indagar el mundo y generar miradas que no estaban, quizás, en las obras originales. Alonso les incorpora su mundo particular y el mundo que a él le toca vivir.

Con entrada gratuita, es organizada por el MACU conjuntamente con el Instituto Italiano de Cultura de Córdoba (IICC) y el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires (MNBA) a propósito de cumplirse el 700° aniversario de la muerte de Dante. Con entrada gratuita, es organizada por el MACU conjuntamente con el Instituto Italiano de Cultura de Córdoba (IICC) y el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires (MNBA) a propósito de cumplirse el 700° aniversario de la muerte de Dante.

Ha ilustrado “Don Quijote de la Mancha” de Cervantes, los poemas de Pablo Neruda, “El Gaucho Martín Fierro” de José Hernández, “El Matadero” de Esteban Echeverría y “El juguete rabioso” de Roberto Arlt, entre las más conocidas. En 1963 se editaron en la Unión Soviética unas tarjetas postales con imágenes de "El Quijote" y para las ilustraciones eligieron a Gustave Doré, Honoré Daumier, Pablo Picasso y Carlos Alonso. Realizó múltiples exposiciones tanto individuales como colectivas junto a artistas como Antonio Berni, Pedroni, Cerrito, Giovanni Bressanini, Mónaco, Luis Videla, Robirosa y Horst, entre otros.

Como ilustrador ha sido multipremiado, pero quizás su mayor reconocimiento sea el de haber llegado a un público más amplio y diverso que el de la crítica especializada o el campo del arte.

Puede visitarse hasta el domingo 12 de febrero de 2023, los días viernes de 17 a 20 y los sábados y domingos de 10 a 13 y de 17 a 20. Puede visitarse hasta el domingo 12 de febrero de 2023, los días viernes de 17 a 20 y los sábados y domingos de 10 a 13 y de 17 a 20.

Dante x Alonso

La muestra del MACU consta de 45 obras inspiradas en Dante Alighieri (1265-1321) y su monumental obra: la Divina Comedia. Provienen en su mayoría de la colección del Museo Carlos Alonso-Mansión Stoppel de Mendoza, de la colección personal del artista y de colecciones particulares. En Córdoba, además, se suman 24 obras que estaban en la casa de Alonso en Unquillo, a pocas cuadras del museo.

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Contiene dibujos, collages, grabados, acuarelas y tintas que Alonso dedicó a Dante en varios períodos de su vida. Originalmente, formaban parte de un proyecto de edición en español de la Divina Comedia que Alonso debía ilustrar, pero que nunca se concretó. La primera serie corresponde a finales de los sesentas, realizadas en Florencia, ciudad natal de Dante Alighieri y una segunda etapa corresponde a obras fechadas entre 2000 y 2009. La curaduría es de Andrés Duprat, director del MNBA, quien afirma que “las obras conectan dos épocas lejanas -siete siglos- y nos demuestran que los horrores siguen replicándose y alimentando las imaginaciones actuales”.

La Comedia

El nombre original del poema de Dante Alighieri era “Comedia”. El escritor Giovanni Boccaccio empezó a nombrarla como “la divina comedia” por ser un canto divino a la cristiandad. Dante tardó 20 años en escribirla, en dialecto toscano y sobrevivió siete siglos. Se convirtió en la obra cumbre de Italia y en una obra maestra de la literatura universal.

Narra en versos el viaje espiritual que hace el propio Dante a través del Infierno, el Purgatorio y el Paraíso, de la mano del poeta Virgilio, con el objetivo de redimir sus pecados terrenales y poder ascender al cielo. Ha sido fuente de inspiración de cientos de artistas, entre los que se encuentran Sandro Botticelli, Gustave Doré, Auguste Rodin, Edgar Degas, Giorgio de Chirico, Eugène Delacroix y Salvador Dalí, entre otros.

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El mundo de Dante era caótico y convulsionado, lleno de situaciones críticas. Alonso lo trae a la actualidad de los años sesenta, atravesada por el Mayo Francés, pleno de reclamos, consignas y protestas. Esa transposición, setecientos años después, prueba que los horrores mostrados por Dante siguen ocurriendo bajo nuevas apariencias y formatos. Además, se despoja de la palabra “divina” y vuelve al nombre original de “Comedia”, abriendo la puerta al grotesco que lo emparenta incluso con la obra de otro italiano: Federico Fellini.

Al regresar a la Argentina a fines de los sesenta, la empresa Olivetti adquirió varios de los trabajos realizados para la edición inconclusa de la Divina Comedia. Fueron divididos en las series “El Dante” y “La divina comedia” e impresos en publicaciones numeradas de edición limitada, con prólogo de Ernesto Sábato.

Con esas obras, Alonso realizó en 1969 una instalación con forma de un laberinto que recorría el Infierno y el Purgatorio, hasta llegar al Paraíso en el Art Gallery de Buenos Aires. Dos años después, mostró las series en la galería Giulia de Roma y, en 1972, en la galería Eidos de Milán.

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Su obsesión por Dante y su obra lo acompañó a través de los años. En 2004 produjo una serie sobre papel que denominó “Carlos Alonso en el infierno”, que se montó en 2005 en el Museo Municipal de Bellas Artes Genaro Pérez de Córdoba (varias de las obras de esa serie pueden verse en la actual exposición en el MACU). En 2008 Alonso realizó un grupo de obras tridimensionales en torno al rostro del poeta.

“En la serie “Carlos Alonso en el infierno” vuelve a reinterpretar distintos momentos del poema para señalar lo ominoso, lo siniestro, la violencia y los prejuicios que nos habitan. Algunas de estas piezas presentan escenas apocalípticas, multitudinarias y complejas, al estilo del Bosco, en las que en ocasiones está presente el propio Dante”, señala Duprat.

“Pero hay sin duda mayor énfasis en su crítica al presente. Pues entre aquel momento inicial, pleno de esperanza emancipatoria, y el nuevo contexto de crisis, ha sucedido la tragedia de la dictadura en la Argentina, de la que Alonso fue víctima y por la cual, como Dante, conoció el exilio, que sin duda tensó y resignificó su visión de los infiernos contemporáneos. De ese modo, sus obras conectan dos épocas lejanas y nos demuestran que los horrores siguen replicándose y alimentando las imaginaciones actuales. Al igual que en otros momentos de su producción, Carlos Alonso opera sobre un clásico para desplegar su descarnada mirada crítica, dando visibilidad a las múltiples problemáticas e injusticias que ocurren en nuestros días”, expresa Andrés Duprat en el texto curatorial.

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Pablo Canedo, de la Fundación MACU, sostiene que “Alonso empezó a dibujar la Divina Comedia en un hotelcito en Florencia (Italia) a fines de los sesentas. Los primeros dibujos, que están expuestos acá, tienen el tamaño de una carpeta que podía entrar en el hotel. Buscaba láminas y papeles viejos y dibujaba en la mesa del hotel. Alonso cuenta que es como si se hubiera abierto una puerta, que no necesitaba inspiración, que era un constante fluir. Hay obras en las que el infierno, el purgatorio y el cielo están en el siglo XXI. Esa moral cristiana que es la que representa y arma la Divina Comedia del Dante, queda establecida como un canon y es una puerta abierta a la inspiración de cualquier artista, no solamente de lo visual, sino del teatro, de la música o de la escritura. Hoy lo sigue obsesionando porque el infierno está con nosotros y el cielo también. Sigue abierta esa puerta”.

Para Marco Lapeña, director del Instituto Italiano de Cultura de Córdoba, “Alonso tenía una verdadera obsesión con Dante. Lo cita en todo momento y puede verse que leyó la Divina Comedia con mucha profundidad y en su lengua original. Hizo exactamente lo que hacía Dante: tomaba un mundo que, para él, era universal, eterno, estaba después de la muerte, Dios, La Biblia, lo que para él eran verdades universales y lo mezclaba con su cotidianeidad. En Dante encontrás, en el mismo lugar del infierno, a un personaje de la Biblia junto a un personaje de la literatura latina, que Dante leía como si fuera Stephen King para nosotros, y encontrás también a los vecinos de la casa de Dante… Es lo mismo que hace Alonso. Alonso llega a un nivel más profundo todavía, porque le suma a toda esta mezcla, esa sobreexposición que hacía Dante, le suma nuestra modernidad, así que sale una obra aún más compleja y más interesante”.

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