Por Gonzalo Dal Bianco
Temor por el futuro de pequeños y medianos productores: La Niña le robará al país 10 mil millones de dólares
De norte a sur, la zona productiva del país padece lo que muchos consideran la sequía más extrema que hayan vivido. Advierten por secuelas que llegarán a las ciudades y las góndolas a partir de los próximos meses, especialmente con subas de precios en alimentos
La tercera Niña consecutiva será un golpe de gracia para cientos de productores chicos y medianos de la Argentina, que quedarán al borde del quebranto o cruzarán esa línea pese a la fuerte resistencia que mostraron hasta aquí. De punta a punta del país, pero particularmente en zonas de alta productividad como Santa Fe, parte de Buenos Aires y Entre Ríos, las secuelas de la falta de agua ya hace un tiempo que se observan a simple vista y se proyectan como una sombra potente hacia el resto del año. Ya las entidades especializadas, como las Bolsas, levantaron la vara de las pérdidas y calculan que no bajarán de los 10 mil millones de dólares y cada vez más cálculos se posicionan cercanos a los US$ 15 mil millones. Por eso, no sólo será un golpe de gracia para los productores.
A la lista de zonas afectadas por la falta de precipitaciones hay que incluir a Córdoba, La Pampa, Santiago del Estero, Chaco, Corrientes y Salta. El mapa que elabora la Mesa de Seguimiento de Sequía, en la que trabaja la Secretaría de Agricultura, el INTA, el Instituto Nacional del Agua, la Facultad de Ciencias Agrarias de la UBA, la Conae y el Servicio Meteorológico, es cada vez más grande y desde la desembocadura del Paraná se extiende por el noreste bonaerense, el sudoeste entrerriano, toda la provincia de Santa Fe, el Este cordobés y el sur correntino.
Según el último informe de esas instituciones, durante el mes de diciembre se observó un incremento de 10 millones de hectáreas respecto al mes pasado, totalizando 175 millones de hectáreas en riesgo de sequía en el país. El incremento obedece a la extensión de las condiciones de sequía al norte del país. También se destaca el aumento del área en sequía severa con la incorporación de 4,5 millones de hectáreas que empeoraron su condición. Esta última categoría se acerca a las 30 millones de hectáreas.
El Ministerio de Economía tomó nota –las entidades del campo juzgaron como demasiado tardía la reacción- y el titular de la cartera, Sergio Massa, pareció buscar algo de tiempo en una reunión que compartió junto a los representantes de la Mesa de Enlace, pero también a dirigentes de otras entidades del campo. Los diagnósticos no fueron muy diferentes. Los pequeños y medianos productores de gran parte del país se sienten contra las cuerdas y con pocas herramientas a mano para cruzar esta crisis que no sólo es climática. Las emergencias económicas que los gobiernos provinciales y el nacional dictaron no alcanzan para sacarlos del pozo. Apenas les postergan o les condonan impuestos; pero hay miles de hectáreas sembradas que no llegarán a cosecha aun cuando las lluvias comiencen a ganar frecuencia. Hay millones de dólares perdidos en las distintas cuencas productivas del país.
Cenizas y sequía
Marta Prado de Silvera trabaja junto a su marido en un campo en el sur correntino, a pocos kilómetros de Curuzú Cuatiá. A comienzos del año pasado la zona fue víctima de los incendios que se llevaron gran parte de lo que tenían los productores en animales, cultivos, herramientas y hasta viviendas. La provincia padeció un verdadero infierno. Pero después llegó una agonía interminable que, a un año del paso de las llamas, continúa agravándose. Después de las cenizas vino, como en gran parte del país, la sequía. Las pasturas nunca se regeneraron y los animales que fueron salvados del fuego comenzaron a morir por las altas temperaturas y la falta de agua. Marta asegura que en los 41 años que lleva trabajando en el campo nunca vio una situación igual. Su marido, que nació allí y tiene 61, tampoco. Ellos no tienen duda de que es la peor sequía que vieron en sus vidas. No son los únicos. Según un reciente informe de CREA, Curuzú es la zona más golpeada por la sequía en Corrientes, con el 83% de su superficie bajo esta condición.
En el norte cordobés, Mario Villarroel es un pequeño productor ganadero en San Francisco del Chañar que ya a fines de noviembre vio morir animales en su campo por falta de agua y pasturas. Fue la consecuencia de un invierno seco y una primavera casi sin lluvias: en ocho meses su campo recibió apenas 35 milímetros. explica Villarroel. Esa situación tuvo en el mercado regional de Jesús María una muestra cabal en el primer remate del año: hubo gran cantidad de vacas con crías que salieron a la venta. “El productor ganadero está mandando a remate todo lo que tiene. Si tiene vacas con cría, las vende porque no tiene otra alternativa. Si no, trataría de retenerlas o haría un destete precoz o alguna otra acción para seguir produciendo”, considera Andrés Costamagna, representante de la Sociedad Rural Argentina en Córdoba e integrante de la Rural de Jesús María.
Desde otra de las entidades, Juan Pablo Karnatz, secretario de CRA, advierte que 2023 será un año en el que faltarán terneros y eso en algún momento va a recortar la oferta y desembocará en un aumento de la carne en el mostrador. Karnatz coincide con los productores de Corrientes: “Esta sequía es peor que la de 2008, y combinada con una situación económica mucho más deteriorada”, remarcó.
Juan Manuel Rossi, productor de Jovita -en el sur cordobés- y presidente de Fecofe, estuvo entre los participantes de la reunión de mediados de enero con Massa. Fue uno de los que se agregaron a la lista de los cuatro integrantes de la Mesa de Enlace y no duda en advertir que “esta sequía es la consecuencia del cambio climático y es una de las peores de las últimas décadas sin dudas. Es más extensa en territorio y en tiempo”. Y coincide con Karnatz en el diagnóstico de la ganadería: “Se va a ver más nítido en marzo con los tactos que se harán y se verá una caída en la productividad y producción a futuro. Habrá menos terneros y carne”.
Por su parte, la Unión Cañeros Independientes de Jujuy y Salta (Ucijs) estima una caída en la producción "superior al 50%" este año como consecuencia de la sequía, y advierte que “la situación del sector es muy grave, especialmente la de los productores cañeros independientes”. Desde el sector solicitan a los gobiernos “medidas urgentes” para poder paliar la crisis que golpea a la actividad en las últimas campañas, y de la cual dependen miles de fuentes de trabajo. “El año pasado tuvimos una pérdida de más del 30% y este año vamos superar el 50%, debido a una sequía que viene golpeando fuertemente a la producción en las últimas tres campañas”, alerta la entidad. En ese marco, por las dificultades económicas “muchos productores podrían quedar en el camino”, añaden. En este sentido, el aporte de la caña de azúcar para la producción de etanol será otro tema a seguir de cerca en los próximos meses porque puede haber dificultades para cubrir el corte del 6% que debería aportar el sector para mezclar en los surtidores (otro 6% corresponde al etanol de maíz en el que Córdoba produce el 70%).
El campo correntino de Marta Prado hoy tiene la mitad de los animales que a esta misma altura del año en un período normal de precipitaciones. “Siendo optimistas nosotros pensábamos que tardaríamos dos años en recuperarnos, pero si sigue así podemos hablar de 4 a 5”, admite la productora de Curuzú. En las 1.800 hectáreas hay capacidad para 0,6 cabezas por hectáreas y hoy no llega a 0,3. Además, convivían entre 1.800 y dos mil ovejas y un centenar de caballos. Esa población fue drásticamente recortada. Para graficar la profundidad de la sequía, la productora curuzucuateña da dos ejemplos: “Hay tajamares que no se habían secado nunca y hoy no tienen nada de agua. Pero además, están perforando en la plaza del pueblo porque se están secando las napas que nos abastecen; van hasta el acuífero guaraní ahora”, advirtiendo que más allá del campo y la producción, la falta de recarga en los suelos ya es también un problema urbano en muchas localidades del país.
Villarroel, desde el norte cordobés, alerta que “muy a corto plazo algo ha mejorado la situación con las pocas lluvias de las últimas semanas, pero hay que pensar que el invierno está próximo, y si no vuelve a llover la situación se va a volver a complicar y no quedará otra que desprenderse de las vacas”, explica.
Déficit hídrico
Las lluvias que menciona el productor de San Francisco del Chañar ocurrieron de manera muy dispar en las zonas productivas. Hubo campos que recibieron menos de 10 milímetros mientras otros superaron la barrera de los 50 en la zona central del país. De todos modos, hay departamentos que arrastran un déficit hídrico de 2022 superior a los 300 milímetros, como el caso de Marcos Juárez, la zona de mejores tierras de Córdoba y con rindes superiores al resto del territorio provincial. Allí es donde más castigó La Niña. Para ese departamento representa más de un tercio de la media histórica estimada en 872 milímetros. El que le sigue es General San Martín, con 275 menos de lo habitual, que son 787 milímetros anuales. Detrás, Tercero Arriba y Unión aparecen con un déficit de 231 y 229 respectivamente. Por su parte, a Juárez Celman le faltaron 205 y a San Justo 193. Es un déficit que para muchos departamentos se suma a los registrados en los dos años anteriores, aunque allí en general Córdoba había salido bastante indemne, especialmente en su parte centro oeste, en donde los volúmenes de cosecha fueron muy buenos, en particular en departamentos como Río Cuarto.
Lo cierto es que más allá de que comenzaron a ratificarse modelos que muestran el fin de La Niña y el comienzo de un período neutro para luego avanzar a un Niño, las secuelas de un evento sin precedentes como fue el de tres ciclos de Niña consecutivos dejará en el país consecuencias económicas que estarán lejos de concentrase sólo en el campo y los productores. El Gobierno verá recortados los ingresos de divisas, los pueblos del interior productivo no contarán con el movimiento económico que provocaron las últimas campañas y eso se traduciría en un recorte de más de dos puntos del PBI en 2023, un año electoral en el que la economía será determinante y el resultado productivo del campo, un elemento central.
Juan Manuel Rossi (Fecofe): “A los pequeños y medianos productores los puede dejar fuera del sistema”
Juan Manuel Rossi, productor de Jovita y presidente de la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe), advierte ya por las consecuencias que tendrá la fuerte sequía que atraviesa gran parte del país y la sitúa en dos planos: las dificultades para que muchos productores puedan sobreponerse a la situación y el impacto sobre el precio de los alimentos. “La sequía afecta a distintas producciones y de distintas maneras”, dice el dirigente federado. Y agrega: “A nivel nacional ya afectó al trigo con una cosecha muy reducida y está pasando ahora con soja y maíz. La zona núcleo es la más afectada; Santa Fe por ejemplo o el Este de Córdoba donde están los departamentos más productivos. Muy golpeados también la ganadería y el tambo por la pérdida de calidad y cantidad de pasturas. Y luego es de esperar un aumento de los alimentos derivado de la falta de granos y pérdida de cultivos, algo que se dará hacia adelante por el impacto ya ocasionado, el que no tiene posibilidad de ser revertido. En la ganadería se va a ver más nítido en marzo con los tactos que se harán y se verá una caída en la productividad que será menos producción a futuro. Habrá menos terneros y por ende menos carne. En el sur de Córdoba se ve el efecto en la ganadería por falta de agua en cantidad y calidad, ya que en muchas zonas es alta en salinidad. Eso lleva incluso a la muerte de animales”, explica el productor de Jovita.
- ¿Qué magnitud observan en esta sequía?
- Para nosotros esto ya no sólo es un problema de menos divisas por caída de las exportaciones, que será un hecho inevitable. A los productores más pequeños, medianos, de la agricultura familiar, los puede dejar fuera del sistema. Eso significa que claramente dejan de ser productores. Los que tienen campo propio pueden llegar a arrendar, con todo lo que ello conlleva para el desarrollo de pueblos del interior. El que es arrendatario queda afuera del sistema. Pero además, a futuro lo que seguramente habrá es suba de los alimentos. A menos producción, más precio. En un contexto de inflación, con concentración de producción y comercialización de alimentos, también puede afectar más al bolsillo de la gente.
- Estuvieron en la reunión con el ministro Sergio Massa, ¿qué le expresaron a los funcionarios?
- Nuestro planteo al Gobierno es anticiparse. Direccionar la producción al mercado interno y pensar en cuotificar las exportaciones para asegurar el abastecimiento y que no se vaya toda la producción al exterior y aumenten más los precios internos de carne, leche, derivados y demás. Nuestras cooperativas y productores piensan primero en que al país le vaya bien, que los productores puedan seguir produciendo y que la gente tenga acceso a los alimentos. Porque en este momento de crisis no sólo son necesarios medidas coyunturales de asistencia o postergación de pagos impositivos o segmentación de impuestos. Y en ese marco es fundamental que las ayudas que pueda brindar el Estado hacia el sector estén bien direccionadas y sean quirúrgicas, para que las reciba el que más necesita.
Juan Carlos Karnatz (CRA): “Es mucho peor que la de 2008”
Para Juan Pablo Karnatz, secretario de CRA, “hay una sequía que viene prolongándose y creciendo durante tres años consecutivos. La Niña empezó hace tres años y eso agrava minuto a minuto la situación. Hoy tenemos zonas más complicadas que otras por diferencias en las precipitaciones, que se ve incluso en campos cercanos. Hubo algunas lluvias aisladas que salvaron a algunos, pero en general hay una situación crítica”.
En este contexto, el dirigente ruralista pone en foco otro déficit: “Se ve claramente que, más allá del clima, no tenemos ningún sistema de emergencia agropecuaria que sirva. Lo que hace esa declaración de emergencia hoy es prorrogar vencimientos. Y lo que siempre planteamos es que debe haber un seguro agrícola para que el productor que perdió todo al menos pueda volver a sembrar. Eso lo imaginamos como aporte conjunto entre el Estado y los productores. Hace mucho que venimos insistiendo con esto, pero no avanza”.
- ¿Cómo ve al productor medio?
- Hoy el productor tiene problemas de bolsillo. Porque cuando hay seca, el productor ganadero tiene resto para comprar forraje, granos, semillas de algodón, hay algo. El tema es que hoy el productor mediano o chico no tiene bolsillo y por lo tanto está muy complicado, porque mientras tanto tiene que vivir. Y no hay que perder de vista que en Argentina la enorme mayoría de los productores son pequeños o medianos. Por otro lado, ese productor tampoco tiene crédito. Entonces todo se va complicando. Y mientras tanto el Gobierno demora la toma de decisiones, cuando hace meses que sabe lo que pasa y lo que va a pasar. Porque no perdamos de vista que tenemos el problema de los productores y también el de los casi 15 mil millones de dólares que va a perder el país.
- ¿Qué zonas están más complicadas?
- Diría que Santa Fe, Santiago del Estero, parte de Chaco, parte de Corrientes está muy complicado. Sumemos parte de Salta, Tucumán y norte de Córdoba. Hay agujeros negros y algunas zonas muy puntuales que van zafando. Pero necesitaríamos 100 milímetros generalizados en el país.
- Y allí hay mucha producción que ya se perdió pase lo que pase….
- ¡Exacto! Lo que hay que tener en cuenta que hay producción que ya no va a estar, que se perdió, y es lo que por ahí el Gobierno no logra tomar nota. Lo perdido, perdido está. Y en el caso de la ganadería van a faltar terneros y en algún momento vamos a ver un salto en el precio de la carne, que además trae un atraso fuerte porque en 2022 aumentó 40% con una inflación de casi un 100%. Y en el norte del país, en el caso del algodón de secano prácticamente no pasó nada porque la fecha de siembra es hasta fines de noviembre, que se puede estirar un poco, pero ya esa ventana se cerró. Y los que tienen sistema de riego, no tienen agua.
- Las economías regionales, siempre con una carga extra…
- Siempre digo que los problemas en la producción se multiplican cuando estás lejos de los puertos porque eso es un costo extra. Y acá se junta el tema climático con el económico, y sumemos que el productor recibe el dólar oficial menos retenciones y tiene que comprar insumos al dólar financiero o al blue.
- ¿Qué magnitud le asigna a esta sequía?
- Yo la veo peor que la de 2008, que recuerdo que fue un año muy especial por las protestas y que recorrimos mucho el país. Lo que se ve ahora es mucho peor y en un contexto económico más deteriorado.
- ¿Hay productores en riesgo de no poder subsistir en su actividad?
- Sin dudas. En Tostado, en el norte de Santa Fe, hay pequeños productores a los que se les murieron decenas de vacas. Porque no llueve, pero además no hay agua.
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