Sociedad | Agencia Córdoba Cultura | Unquillo | pablo canedo

Pablo Canedo: "Soy de una generación que durante muchos años vio mal la política"

Fue ministro de Cultura de José Manuel de la Sota y se mantuvo a su lado durante doce años. Estuvo a cargo de la Media Legua de Oro, sentó las bases de lo que más tarde sería la Agencia Córdoba Cultura y es el autor de una ordenanza que establece la obligatoriedad de exhibir obras de arte en edificios de la ciudad. Radicado en Unquillo desde hace quince años, reparte las horas entre su taller y el Museo de la zona

Por Guillermina Delupi

Fotos por Diego Cabrera

Pablo Canedo desciende de una familia muy trabajadora: un padre con secundario incompleto y una madre gringa, de la pampa, que apenas pudo terminar la escuela primaria. Creció en el barrio San Marcelo cuando el Cerro de las Rosas era otra cosa: “Tenía acequias en mi casa y cazábamos en lo que ahora es la avenida La Cordillera”, contará a lo largo de la charla. Después de dos años de intentar con Abogacía, entendió que lo suyo iba por otro lado y se metió en la Escuela de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba. El resto es historia: egreso con medalla de oro, becas, premios, pintura y política. El artista y gestor cultural recibe a MI Córdoba en el Museo de Arte Contemporáneo de Unquillo, que gestiona junto a otros colegas de la zona.

- ¿Hace cuánto que vivís en Unquillo y por qué te viniste a vivir acá?

- Siempre quise vivir en Unquillo. Tengo acá una casa taller desde 2001 y la acondicioné para que funcionara también como mi casa. Me vine definitivamente en 2007. Antes venía sólo los fines de semana porque trabajaba en Córdoba. Y acá había colegas de mi generación que querían hacer un parque de esculturas; yo había tenido a mi cargo la casi totalidad de la Media Legua de Oro (NdR: un recorrido cultural que abarca el Museo Palacio Ferreyra, el Museo Emilio Caraffa, el Buen Pastor y que llega hasta la plaza San Martín) y surgió la idea de hacer un museo. Tardamos ocho años, pero lo hicimos. Todavía estamos haciendo cosas porque está pensado con estándares internacionales.

“En la campaña de la Sota a mi partido le tiran el área de Cultura y me pusieron a dirigir los equipos técnicos del área. Hicimos un programa de Cultura de unas 300 páginas con un grupo de intelectuales, que fue la base de la Agencia Córdoba Cultura. Cuando ganamos ya sabíamos qué hacer y con qué gente” “En la campaña de la Sota a mi partido le tiran el área de Cultura y me pusieron a dirigir los equipos técnicos del área. Hicimos un programa de Cultura de unas 300 páginas con un grupo de intelectuales, que fue la base de la Agencia Córdoba Cultura. Cuando ganamos ya sabíamos qué hacer y con qué gente”

- ¿De dónde te viene el amor por las artes?

- Empecé a pintar y a dibujar ya en el Colegio Monserrat. Como no sabía qué seguir, caí en la puerta del lado, como todo el que sale del ‘Monse’ tan perdido como yo. Así que entré a Derecho. Hice dos años, pero no era para mí. Entonces me fui a la Escuela de Artes de la UNC y sentí una cosa fabulosa. Le dije a mis padres que quería entrar a esa escuela y mi vida cambió por completo. Me recibí, empecé a pintar, a dibujar, después gané concursos y fui titular de dos cátedras, pintura y dibujo, durante muchos años. Y a los 29, 30 años, entro en la política.

- ¿Por qué?

- Ya había vuelto la democracia. Yo ni sabía lo que era un centro de estudiantes, no sabía nada de política, había tenido toda una vida de “Procesos” y de intervenciones militares; no había hecho política nunca y no me interesaba. Soy de una generación que durante muchos años vio mal la política. No me gustaba ni la derecha ni la izquierda. Pero en el ‘83 me afilio al MID (Movimiento de Integración y Desarrollo). Ahí estaba Esteban Gorriti, a quien yo admiraba mucho y entré en la política casi de la mano de él. Después, fue Rogelio Frigerio padre quien me llevó a Buenos Aires. Empiezo a militar y el bichito de la política me pica por el lado de la gestión cultural. Yo era pintor, dibujante, profesor universitario y empecé a ver la faceta de la gestión cultural desde la política.

_DSC9285.jpg

- ¿Cómo pasaste del MID al delasotismo?

- Vos sabés que en los partidos chicos se terminan peleando todos siempre; entonces decidimos hacer un nuevo partido que se llamaba Acción para el Cambio. Escribí sus bases, nos anotamos y fuimos socios en la primera derrota de de la Sota a Gobernador. Pero también fuimos socios en su primera victoria, en esa victoria a mi partido le tiran el área de Cultura y De la Sota me pone a dirigir los equipos técnicos del área. Hicimos un programa de Cultura de unas 300 páginas con un grupo de intelectuales, que fue la base de la Agencia Córdoba Cultura. Cuando ganamos ya sabíamos qué hacer y con qué gente. Y lo hicimos. Yo venía de ser asesor a partir de la ordenanza que había hecho y empiezo a relacionarme con las otras artes: danza, cine, música. Había toda una cantera de gente. Durante mi gestión hice muchas cosas, entre otras soy el autor de la ordenanza de obras de arte en los edificios de Córdoba que hicimos en 1990. No solamente la hice, sino que hasta el día de la fecha la sigo monitoreando. Cuando asumimos en el ‘99 ya teníamos el proyecto, la gente y lo fundamental: teníamos la decisión del ‘jefe’ de poner plata y apoyarnos.

- ¿Cómo te llevabas con De la Sota?

- Muy bien. Hasta que nos peleamos.

- ¿Por qué se pelaron?

- No me acuerdo, pero él se debe haber cansado de mí. Los jefes se cansan (se ríe). Supongo que fue el desgaste de doce años juntos, y él era el jefe, yo simplemente era el ejecutor.

“En los partidos chicos se terminan peleando todos siempre; entonces decidimos hacer un nuevo partido que se llamaba Acción para el Cambio. Escribí sus bases, nos anotamos y fuimos socios en la primera derrota de la Sota a Gobernador” “En los partidos chicos se terminan peleando todos siempre; entonces decidimos hacer un nuevo partido que se llamaba Acción para el Cambio. Escribí sus bases, nos anotamos y fuimos socios en la primera derrota de la Sota a Gobernador”

- ¿Te gustaba estar en la gestión pública?

- Sí, me encantaba.

- ¿Volverías?

- No.

- ¿Por qué?

- Porque fueron doce años de empleados públicos, de todas las artes, de toda la Provincia; no te olvides que no es solo la Capital, son 428 municipios. Pero hicimos muchas cosas. La Estancia Jesuítica, la Ciudad de las Artes, que tiene ocho hectáreas. Yo vengo de escuelas de arte que estaban en galpones y De la Sota decidió acompañar ese proyecto para hacer escuelas de arte.

- Había decisión política.

- Sí. De ideas siempre estamos llenos, gente capaz y mejor que yo, hay quinientos. Pero si no hay decisión política, no se puede hacer nada.

- ¿Y cómo lo ves hoy?

- Lo veo muy mal en lo municipal, en cuanto a estructuras municipales, que las conozco mucho porque yo empecé siendo asesor de (Alfredo) Keegan y del MID en el Concejo Deliberante. Y en la Provincia, Schiaretti ha cambiado la mirada, ha hecho el Archivo Histórico. Al Centro Cultural Córdoba lo empezó él. Lo inauguró de la Sota, pero el 80% fue de Schiaretti.

_DSC9277.jpg

- Pero tomó una muy mala decisión con la elección de la última presidenta en la Agencia, ¿no te parece?

- Es que pasó a ser un botín político, entonces había gente con capacidad política, pero con desconocimiento y ese es el problema principal. Lo mismo pasa en la Secretaría de Cultura de la Municipalidad. Son cargos políticos. Cuando nosotros ganamos, a mi partido le iban a ofrecer el Hospital Misericordia y que yo fuera como director, pero dije que no. En Cultura eso no pasa porque es muy laxa.

- Decís que no volverías, pero el bichito de la gestión te tira.

- Sí, y sigo analizando Córdoba.

- ¿Te llaman?, ¿tuviste algún ofrecimiento últimamente?

- Sí, me llaman. Siempre hay ciertas estructuras que quieren que volvamos a la pelea.

- ¿Dentro del peronismo?

- A veces fuera del peronismo también. Porque la verdad es que no sé dónde termina el peronismo y dónde empieza el radicalismo. Hoy hablé con gente de Salta que me ha pedido la muestra de Carlos Alonso que estamos exponiendo acá. Hablo con algunos ex directores y ministros de Santa Fe, con La Rioja, Buenos Aires. Me interesa mucho la cultura en la Provincia, monitoreo y veo cómo trabajan algunos museos y sitios históricos. Me indigno a veces porque carezco de poder de ejecución. Pero la gestión de dirigir a 25 instituciones, como las que tiene la Agencia Córdoba Cultura fue una tarea ardua y requiere estar al 100% y yo en este momento no puedo. Estoy acá, pero ni siquiera lo dirijo, formo parte de la Comisión, hago de tesorero, maestranza y hasta le pongo marcos a las obras.

“La Agencia Córdoba Cultura pasó a ser un botín político, entonces hay gente con capacidad política, pero con desconocimiento y ese es el problema principal. Lo mismo pasa en la Secretaría de Cultura de la Municipalidad. Son cargos políticos” “La Agencia Córdoba Cultura pasó a ser un botín político, entonces hay gente con capacidad política, pero con desconocimiento y ese es el problema principal. Lo mismo pasa en la Secretaría de Cultura de la Municipalidad. Son cargos políticos”

- ¿Cómo te definirías?

- Yo soy un pintor-dibujante, un artista visual.

- ¿Estás exponiendo?

- En 2018 hice una muestra muy grande en el Caraffa después de muchos años y me fue muy bien. A principios del 2021 hice otra en la Galería Marchiaro, fue una pequeña retrospectiva. Me va bien, no me quejo. Vendo acá, en Buenos Aires, aunque no vivo de eso, soy jubilado. Últimamente también he estado trabajando en unas esculturas de madera.

- ¿Te tentaron alguna vez para irte fuera de Córdoba?

- Sí. Tuve la posibilidad de irme a Italia, a París, Estados Unidos, pero en ese momento entré en la política y además estaba con el arte, con la pintura, en la gestión cultural. Y me quedé.

_DSC9288.jpg

La Mona, en el lugar equivocado

Crítico de muchas de las cosas que se hacen en la actualidad, a Pablo Canedo le resulta inexplicable que hayan puesto el Museo de la Mona Jiménez en el Cerro de las Rosas. “Yo lo hubiese hecho en San Vicente. Si voy a New Orleans o Tennessee no voy a ir a un shopping a escuchar rock and roll, yo quiero ir a donde tocaban, y ellos hicieron los bares ahí. Vos tenés al Sargento Cabral, pero decidís hacer el museo en Johnny B. Good y pierde la esencia. ¿Sabés lo que es para un gestor cultural que le den la Mona? ¡Es para hacer dulce! Pero a mí no me interesa ir a ver a la Mona al Cerro de las Rosas. Yo quiero ir a comer un choripán y me quiero sentar en un bar de cuarteteros con cuarteteros en la mesa del lado”.

“La gestión cultural no se enseña en cinco bolillas”

El ex ministro de Cultura de José Manuel De la Sota, Pablo Canedo, advierte que no se puede hablar de gestión cultural si no se conoce la historia del arte. “Y yo hablo de historia del arte como historia de la cultura. Es decir, podés no saber lo que era el Renacimiento, pero sí tenés que saber qué pasa en el mundo de las artes. Y hoy veo mucho curso de gestión cultural en cinco bolillas y no saben historia del arte”. Canedo señala que se confunde Gestión Cultural de lo público y lo privado con Gestión Cultural de la obra “y eso es otra cosa; un espacio público ya sea de origen privado, estatal o mixto, no requiere soledad, requiere interdisciplinas, pensar no sólo en qué hacer sino en cómo hacerlo. Después se verá cómo se muestra”.

Podés leer otras notas de Guillermina Delupi en este enlace.

También podés leer en este enlace sobre la muestra Dante x Alonso, la cual se expone en el Museo de Arte Contemporáneo de Unquillo (MACU). En ella se reúnen obras del artista Carlos Alonso inspiradas en Dante Alighieri y la Divina Comedia, realizadas entre 1966 y 2009.

Dejá tu comentario