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Luis Fabián Artime: "Desde que dejé el fútbol quise un Belgrano superador"

El histórico goleador del gigante de Alberdi se reconoce uno de los últimos románticos del fútbol: todas las decisiones que tomó en su vida fueron desde el corazón, el músculo al que más atención le presta. Bajo su presidencia -dirige el Club desde febrero de 2021- los Piratas volvieron a Primera División después de tres años militando en el ascenso

Por Guillermina Delupi

Fotos por Diego Cabrera

Tiene 56 años y en la calle todos le dicen “el Luifa”. Nació en Buenos Aires y se formó en el Ferro de Griguol, donde debutó al mes de cumplir los 20 años. Era enero de 1986. A Luis Fabián Artime nunca lo motivó el dinero. Tuvo propuestas de Gimnasia, Estudiantes, Unión y Colón. Fue de Boca hasta que Belgrano llegó a su vida y ese amor lo convirtió en el máximo goleador en la historia del club (hoy una tribuna del Estadio Mario Alberto Kempes lleva su nombre).

Como todo jugador que pone el alma además del cuerpo en el campo de juego, su sueño era salir campeón. Pero ese sueño se hizo esperar y llegó recién en septiembre pasado, ya no como jugador sino como presidente de Belgrano, el club que lo ataría para siempre a Córdoba.

A pocos días de irse a Qatar, recibió a MI Córdoba en el predio de Villa Esquiú para hablar sobre su transición de jugador a dirigente, las presiones en el campo de juego y la dirigencia, y las frustraciones en el deporte.

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- ¿Cómo estás?

- Muy bien, trabajando en este armado del Belgrano 2023 porque este club es así, se termina algo y hay que empezar con otra cosa. Te da un tiempito para festejar, pero en el fútbol hay que gestionar todo el día. Y Belgrano es una institución muy grande que tiene muchas aristas. Estamos con obras, con armado de plantel masculino y femenino, con las inferiores, que si bien han terminado hay que replantear todo porque volviste a primera división, entonces jugás juveniles en AFA, Juveniles local, escuelita de fútbol, femenino en AFA, femenino local. Hay que armar las inferiores de sub-12, sub-15 y sub-17 de femenino, plantel profesional, otros deportes y actividades que hay en el club. Estamos cerrando el año a todo ritmo.

- ¿Cómo llegaste a Belgrano y qué significa hoy este club para vos?

- Llegué en el año ´92 de la mano de un ex director técnico, Carlos Biasutto. Yo siempre digo que mi maestro fue Carlos Timoteo Griguol, pero Biasutto fue el tipo que me ubicó en tiempo y espacio donde tenía que estar. Me trajo acá y a los cinco o seis partidos se tuvo que ir porque los resultados no se daban. Entonces fui al departamento donde vivía y le dije que me iba con él porque consideraba que yo era parte de su fracaso, que no había hecho los goles que tenía que hacer. No me olvido más de eso, él había alquilado un departamento en La Cañada, estábamos los dos sentados ahí charlando y le dije que me iba. Y me dijo: no, vos quedate acá que vas a terminar siendo ídolo.

- Y acertó.

- (Se ríe) Sí, no le erró. Después me llevó a Perú y fue igual: perdió cinco partidos, yo había hecho dos goles nomás y lo echaron; entonces le dije que no me iba a quedar solo en Perú, pero él insistió en que yo era para ese equipo y salí goleador del fútbol peruano. Por eso siempre digo que él fue quien me ubicó en tiempo y espacio. Y después, el viejo Timoteo fue un docente de toda la vida, el que me formó. Pero volviendo: llegué en enero del ´92 a entrenar a la Isla de los Patos y ahí arrancó mi periplo en esta institución. Yo soy nacido en Capital Federal pero criado en la provincia de Buenos Aires y me enamoré de Córdoba, tuve hijos acá y somos todos amantes de esta provincia que nos ha dado todo, hasta el club de mis amores, porque uno es un profesional, pero yo siempre digo que soy uno de los últimos románticos del fútbol. Porque es cierto, yo viví del fútbol, pero siempre tomé decisiones con el corazón. Es más, es al músculo que más caso le hago. Porque a mí no me va a fallar y sé que, si no me falla a mí, no le va a fallar a la gente que me quiere. Está el que piensa con la cabeza, yo le hago más caso al corazón. Le he errado muchas veces, pero me da más satisfacción saber que ha sido pidiéndole un consejo al corazón. Y actúo siempre así. Cuando he pensado fríamente no me salió bien.

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Artime debutó en Ferrocarril Oeste. Considera a Carlos Griguol su maestro.

Artime debutó en Ferrocarril Oeste. Considera a Carlos Griguol su maestro.

- ¿Cómo fue la transición de jugador a dirigente?

- No ha sido fácil, pero hice un camino. Siempre fui un jugador comprometido con la causa. No defendía a Belgrano solamente dentro de la cancha, sino que afuera criticaba lo que se hacía mal; con decisiones, con posturas y posiciones políticas. Siempre fui un luchador; yo digo que no fui el mejor 9 del fútbol argentino porque hubo diez mil adelante mío, pero 9 tan profesionales como yo, que entrenaran y se cuidaran como se tenían que cuidar, debe haber habido pocos. Fui un gran profesional. Después, si fui bueno o fui malo, es otra cosa, pero hice todo lo que había que hacer y lo que dicen los libros y eso me llevó también a formarme como dirigente. Trato de alimentarme de los tipos que hacen bien las cosas. Sé que no sé de muchas cosas, por eso me rodeo de gente que sabe en distintas áreas. Mi conducción es horizontal: pregunto, no impongo; debato, eso es la democracia. He perdido en votaciones siendo presidente, pero me parece sano y muy democrático para una institución.

“El setenta u ochenta por ciento en una carrera de futbolista es frustración. Messi y Maradona son los únicos que podrían hablar de frustraciones 70/30, como el fernet: treinta por ciento de frustraciones y 70 por ciento de halagos” “El setenta u ochenta por ciento en una carrera de futbolista es frustración. Messi y Maradona son los únicos que podrían hablar de frustraciones 70/30, como el fernet: treinta por ciento de frustraciones y 70 por ciento de halagos”

- ¿Qué es lo que más disfrutás de la dirigencia y qué es lo que menos?

- Hoy estoy disfrutando todo. La realidad en el día es pesada, es dura. En la faz deportiva cuando las cosas no vienen bien hay que salir a poner la carita. Y la pongo como la puse siempre cuando era jugador y perdíamos. Yo era el primero que agarraba el micrófono y hacía autocrítica o trataba de corregir las cosas que habíamos hecho mal. Al momento difícil lo supero, trago saliva y trato de revertir o cambiar la historia. Siempre digo que yo tendría que haber sido ingeniero.

- ¿Por qué?

- Porque trazo, apunto a un horizonte y llego. Capaz que el camino tenía un río y tuve que pasar por arriba o por abajo, o desviarme cinco kilómetros para volver a retomar, pero me tracé algo y soy muy obstinado y voy. Siempre les digo a mis pares: yo voy, ustedes peguensé de la estela que dejo atrás porque los llevo a todos, como las lanchas. Y gracias a Dios tenemos un grupo de dirigentes que pensamos lo mismo de Belgrano y así es más fácil, por más que haya disidencias, porque esas disidencias nos ayudan también a construir. Porque a veces no tenemos toda la verdad. Y ese es el problema de este país, creemos que todos tenemos la verdad y a la verdad hay que construirla.

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- Fuiste jugador, te alejaste del fútbol y te dedicaste a los seguros, luego volviste a la dirigencia. ¿Tu familia te banca?

- No siempre. Estuve 18 años vendiendo seguros. Pero para el tipo que vivió como yo todos los domingos saliendo al escenario a mostrar algo con su público es muy difícil; al que compite, cuando le sacás la competencia es como si le sacaras el respirador. Y yo estuve 18 años así. Necesitaba ese ruidito que te genera el estómago cuando estás por entrar a la cancha. Hoy lo volví a generar y eso no tiene precio. Hoy no juego yo, no hago los goles, los hace Pablo (Vegetti), los sacan Losada y Vicentini, defiende Novaretti, pero sé que soy parte de todo esto. Y la conducción me hace hoy sentir ese ruidito y ese cosquilleo que sentía cuando era feliz. Y yo siempre digo que en la vida hay que involucrarse y meterse si creemos que podemos cambiar las cosas. Creo que, si hay convicción, si hay plan, todo es posible. Digo que los sueños hay que soñarlos.

“Yo siempre digo que mi maestro fue Carlos Timoteo Griguol, pero Biasutto fue el tipo que me ubicó en tiempo y espacio donde tenía que estar” “Yo siempre digo que mi maestro fue Carlos Timoteo Griguol, pero Biasutto fue el tipo que me ubicó en tiempo y espacio donde tenía que estar”

- ¿Y vos con qué soñabas?

- Yo soñé con ser campeón como jugador. No salí nunca campeón en Primera, sí salí en inferiores en Tercera en Ferro, pero nunca en Primera. Y jugué veinte años. Hoy me toca salir campeón como dirigente, y en mi primer año y medio de dirigencia. Siempre digo que hay que soñar, proyectar y ejecutar. En mi vida, antes todo lo soñé: primero soñaba con jugar en Primera, después soñé con vestir la camiseta de la Selección, no me alcanzó, pero lo soñé, lo intenté y no se pudo. Después soñé con ser campeón como jugador y no lo conseguí, pero cuando entré como dirigente lo conseguí.

- ¿Cómo te llevás con la presión?

- Bastante bien porque también la tuve como jugador y es muy similar a esto.

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Artime, como jugador, fue el máximo artillero de Belgrano.

Artime, como jugador, fue el máximo artillero de Belgrano.

- ¿Hay más presiones en el campo de juego que en la dirigencia?

- No. Es ese ruidito que te hace en la panza, que te decía antes; la presión es más o menos así. La incomodidad la tenés adentro y afuera de la cancha. Hoy por ser conductor y antes porque era capitán del equipo y era un poco el responsable de dar la cara. La presión va a existir siempre. Pero es como decía el Diego: la presión la tiene el tipo que se levanta a las seis de la mañana a hacer una loza para llevar el peso a la casa. Todos tenemos presión. Messi, que es el más grande de todos, hoy tiene la presión de salir campeón del mundo porque tiene a todo un pueblo esperanzado en él y en la Selección. Presión tenemos todos.

- ¿Has tenido muchas frustraciones a lo largo de tu carrera?

- El setenta u ochenta por ciento. Messi y Maradona son los únicos que podrían hablar de frustraciones 70/30, como el fernet: treinta por ciento de frustraciones y 70 por ciento de halagos. Porque Maradona ganó todo, salió campeón del mundo, fue goleador, jugó en los mejores equipos del mundo, hizo lo que quiso. Y Messi hoy es un Dios que ganó casi todo, le falta un título mundial. Pero el jugador común de fútbol argentino pierde siete de los diez partidos que juega y sólo gana 3. Los seres normales y terrenales perdemos más de las que ganamos en la cancha. Entonces tenés descensos, amarguras, partidos que no querés recordar, pero es lo que le sucede a la mayor cantidad de jugadores que ha vestido una camiseta.

“Soñé con ser campeón como jugador. No salí nunca campeón en Primera, sí salí en inferiores en Tercera en Ferro, pero nunca en Primera. Y jugué veinte años. Hoy me toca salir campeón como dirigente, y en mi primer año y medio de dirigencia. Siempre digo que hay que soñar, proyectar y ejecutar” “Soñé con ser campeón como jugador. No salí nunca campeón en Primera, sí salí en inferiores en Tercera en Ferro, pero nunca en Primera. Y jugué veinte años. Hoy me toca salir campeón como dirigente, y en mi primer año y medio de dirigencia. Siempre digo que hay que soñar, proyectar y ejecutar”

- ¿Pensás alguna vez que hubiera sido de tu vida si te hubieras ido a Europa?

- No hubiera llegado acá a ser feliz.

- ¿O sea que no hay arrepentimiento?

- No. Olvidate. No estoy arrepentido de nada. Es más, si tengo que sacar la bolilla del bolillero de nuevo para vivir todo lo que he vivido, saco la misma.

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- ¿Imaginaste alguna vez que ibas a llegar a este lugar?

- Soy un soñador. Así que alguna vez lo soñé. Tengo compañeros que me hacen acordar que he dicho en charlas que yo iba a ser presidente de Belgrano cuando todavía estaba en actividad, cuando era jugador. Y si lo dije en charlas es porque seguramente lo habré soñado. Hoy vivo de los Seguros, sigo teniendo la organización, puse un gerente porque estoy acá las 24 horas los siete días de la semana y Belgrano es ad honorem. Pero siento que me armé económicamente 18 años para poder hacer esto. Armé una cartera de Seguros para estar tranquilo estos tres o seis años que le voy a dar a mi carrera. Entonces, si me tengo que ir dos días a Buenos Aires o a Qatar, no tengo que estar condicionado. No tengo medias tintas, yo voy al cien o me quedo en mi casa.

“Siempre fui un luchador; yo digo que no fui el mejor 9 del fútbol argentino porque hubo diez mil adelante mío, pero 9 tan profesionales como yo, que entrenaran y se cuidaran como se tenían que cuidar, debe haber habido pocos. Fui un gran profesional. Después, si fui bueno o fui malo, es otra cosa, pero hice todo lo que había que hacer y lo que dicen los libros y eso me llevó también a formarme como dirigente” “Siempre fui un luchador; yo digo que no fui el mejor 9 del fútbol argentino porque hubo diez mil adelante mío, pero 9 tan profesionales como yo, que entrenaran y se cuidaran como se tenían que cuidar, debe haber habido pocos. Fui un gran profesional. Después, si fui bueno o fui malo, es otra cosa, pero hice todo lo que había que hacer y lo que dicen los libros y eso me llevó también a formarme como dirigente”

- ¿Cuándo te vas a Qatar?

- El 27 de noviembre, para el partido de Polonia-Argentina, que se juega el 30. Y si Dios quiere me quedo hasta la final. Ojalá que la final sea la que todos deseamos.

- ¿Qué se siente que un estadio entero cante tu nombre?

- Te sentís Dios, pero de carne y hueso. Y esto es sin ego: es algo que les pasa a muy poquitos. Maradona, Messi, Bochini en Independiente, y el Luifa en Belgrano. Lo digo y se me pone la piel de gallina. Porque yo lo sentí al año que llegué y ese ‘Luifa, Luifa’ sigue retumbando en mis oídos. Y en mi retina, la gente llorando o rompiendo su carnet cuando me fui del Club. Y hoy lo volví a vivir como presidente. Gente que en la calle te agradece y te dice: estuvimos 117 años, se me fue mi papá, mi abuelo... Se te hace un nudo en la garganta y en el corazón. Y eso es un poco lo que uno se va a llevar. Los recuerdos del alma. Por eso hablo de por qué tomo decisiones con el corazón, porque si las tomaba con la cabeza no hubiera sido presidente, no me hubiera arriesgado.

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- ¿Cómo imaginás tus próximos diez años?

- Colaborando para Belgrano. Lo que quise hacer siempre. Desde que dejé el fútbol quise un Belgrano superador. No tuve lugar, hubo gente que tuvo su tiempo y sus formas. Este es mi tiempo.

Pero voy a estar siempre colaborando, esté quien esté. Si Belgrano me necesita, me va a tener donde me necesite, como hoy. Si tengo que estar en AFA, voy; si tengo que ir a Qatar por presencia, ahí voy; si hay que venir a Villa Esquiú para firmar dos contratos nuevos, vamos. No me gusta dirigir a control remoto, para hacer hay que estar y comprometerse. Y yo soy un tipo muy comprometido. Y trato de cumplir lo que digo.

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