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Macarena Ceballos - Pararte y dar pelea

La nadadora de Río Cuarto lleva ese lema de vida tatuado en su brazo izquierdo. El año pasado estuvo a punto de abandonar la actividad deportiva, angustiada por las presiones y los malos resultados, pero logró sobreponerse y volvió con todo en 2022.

Por Hugo Caric

Macarena Ceballos (27) fue una de las figuras más destacadas de la delegación argentina que participó en los recientes Juegos Suramericanos de Asunción 2022. La nadadora cordobesa compitió en nueve pruebas y cosechó siete medallas: ganó el oro en 100m pecho; fue plata en 200m pecho, 400m relevo libre y en 400m relevo combinado; y sacó bronce en 50m pecho, 100m mariposa y 4x100 relevo combinado mixto. Además, ocupó el cuarto puesto en 50m mariposa y fue séptima en 50m libre. “Las competencias fueron muy duras, pero siempre intenté dar lo mejor e ir por todo”, afirmala integrante del seleccionado nacional.

Más allá de los logros, destaca que la participación en Paraguay le permitió retornar a ‘Los Odesur’ luego de ocho años (había participado en Chile 2014) y recuperar esa sensación “hermosa y diferente” de representar al país junto a deportistas de otras disciplinas. “Para mí fue volver a estar en el ruedo, luego de la amargura que significaron los Panamericanos de Lima 2019, que fueron muy malos en lo personal”, asegura. Cuenta que para entonces ya tenía un hombro “roto” y el diagnóstico de una cirugía como única solución. “Ya no me podía bajar y terminé yendo lo mismo. Después me agarró mononucleosis y además tuve problemas con un entrenador. La verdad es que todo eso me hizo sentir muy mal”, cuenta la riocuartense.

“Tanta frustración me llevó a decir ‘no nado más’ y largué todo por tres semanas, hasta que un día me invitaron a una actividad en una pileta de mi ciudad y ahí me di cuenta de que la natación no podía ser algo de vida o muerte y que no podía permitirme tirar por la borda tantos años de esfuerzo por aquellos contratiempos y por unos malos resultados”, apunta.

Sostiene que “las ganas, el acompañamiento y la terapia” fueron los pilares que le permitieron sostenerse como deportista y mantener el equilibrio en una disciplina que, por sus permanentes oscilaciones, define como “una montaña rusa”. “La natación es muy sacrificada, más desde lo mental que desde lo físico. No poder salir, no tener vacaciones, no compartir el día a día con tu familia… ¡Para mí es durísimo no poder ir a Río Cuarto! Todas esas renuncias, sumadas a la presión de obtener resultados para conseguir becas o sponsors, forman parte de un desgaste que los atletas normalizamos, pero que no son normales”, enfatiza. Y se detiene a los casos de sus colegas Delfina Pignatello y Santiago Grassi, quienes decidieron dejar la natación competitiva luego de los Juegos Olímpicos de Tokio.

“Con Delfina no compartí muchos torneos, porque ella estuvo pocos años en el alto rendimiento, pero lo de ‘Santi’ me sensibilizó bastante. En el nivel que estamos nosotros hay mucha exposición, las expectativas son altas y también está la presión de los medios, que enseguida empiezan a hablar de futuros campeones olímpicos o mundiales, sin saber lo que eso significa y sin tener en cuenta que somos personas, no robots”, reflexiona.

Mundial a la vista

A pocos días de su regreso de Paraguay, “Maky” ratificó que es la nadadora argentina del momento. En el torneo 53° aniversario de la Ciudad de Buenos Aires, en Parque Roca, completó los 100m mariposa de pileta corta con un tiempo de 1m00s09 y superó el récord argentino que desde hace trece años estaba en poder de la cuatro veces olímpica Georgina Bardach.Ceballostambién ostenta la plusmarca nacional en otras seis especialidades; 50my 100m mariposa y 50m pecho en pileta larga; 50m mariposa, 50m pecho y 100m combinado en pileta corta. “La verdad es que arranque el año muy bien, teniendo en cuenta que al alta definitiva me la dieron el 14 de enero”, señala la riocuartense, en alusión a la intervención quirúrgica que finalmente le practicaron en agosto del año pasado.

Macarena lleva siete años radicada en Buenos Aires, donde compite para la Sociedad Alemana de Gimnasia de Villa Ballester. A pesar de cumplir una exigente rutina de entrenamiento (siete horas diarias en el Cenard, entre pileta y gimnasio) no deja ningún pedido de nota sin atender. “A veces me demoro en contestar, pero no es por hacerme la famosa”, comenta con una sonrisa. Considera que su testimonio es una contribución a la difusión del deporte amateur, una tarea que percibe como escasa y que piensa potenciar en el futuro a través del ejercicio del periodismo. “El tema de los medios de comunicación es algo que me gustó desde chica. Estudio a distancia en la Universidad de Palermo, becada por un convenio con la Secretaría de Deportes de la Nación, y me gusta hacerlo porque es otro ambiente, otra gente. Si te quedás sólo con la natación, se te quema la cabeza”, sostiene.

“Cuando empecé a disfrutar, los logros llegaron solos”, asegura “Maki”, quien ya tiene asegurada su participación en la próxima edición del Mundial de pileta corta, que se llevará a cabo entre el 13 y el 18 de diciembre próximo en Melbourne. En el certamen de Australia competirá en 50m 100m y 200m pecho. “Mi objetivo es intentar estar lo más cerca de la final y de la semifinal, ya que mis tiempos dan para eso”, se entusiasma.

Más allá de ese objetivo inmediato, Ceballos también le apunta a la posibilidad de hacer su primera experiencia olímpica en 2024. “Para Río de Janeiro 2016 estuve muy cerca, a 15 centésimas de la marca exigida; y para Tokio 2020 sabía que no llegaba, por el tema del hombro y las constantes modificaciones que eso me obligaba a hacer en los entrenamientos. A París llegaría con 30 años, pero la cuestión no tiene que ver tanto con la edad. Depende mucho de la cabeza, y de que el cuerpo aguante”, enfatiza.

Presencias que empujan

Aunque se dedica a un deporte individual, Macarena siempre destaca en sus entrevistas que se siente “muy acompañada”. “Yo no funcionaría sin el apoyo de quienes integran mi entorno, ellos son los que me empujan”, puntualiza. Menciona al club, a sus compañeros del seleccionado de natación, a su entrenador Gustavo Roldán. Y especialmente a su familia. “Ellos son mi principal sostén”, alude en referencia a su papá Claudio, sus hermanas Florencia, Candelaria y Milagros, su sobrina Eva y su novio Valentín. En este grupo íntimo también incluye a ‘Pancha’, la perra salchicha a la que considera “como una hija”.

Al hablar de esas presencias permanentes en su vida, “Maki” le dedica un emotivo párrafo aparte a su mamá, Liliana Giacomelli, quien falleció cuando ella tenía 12 años. Liliana es una de las seis víctimas fatales de la explosión que se produjo en la planta piloto de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Río Cuarto, el 5 de diciembre de 2007.

- “Pararte y dar pelea”, dice el tatuaje que llevás grabado en tu brazo izquierdo; ¿es la frase que te define?

-Yo creo que sí. Eso es lo que es la vida. Uno a veces cree que ya las pasó a todas y el tiempo siempre se encarga de demostrarte que no es así. Yo he tenido un montón de problemas, deportivos, familiares, personales, y los he podido superar. Nada es peor que el dolor de haber perdido a mi mamá. Las siete medallas que gané en Asunción fueron poquitos días antes del Día de la Madre y eso fue emocionante, pero no sólo la extraño para esa fecha. También cuando se acerca el aniversario del accidente o cuando obtengo algún logro importante. Me encantaría que estuviera conmigo en esos momentos. Hay muchísimas cosas que me gustaría compartir con ella; aunque sé que, desde donde esté, siempre me ayuda y empuja. Tengo una enorme sensación de paz y de felicidad, y sé muy bien de dónde viene.

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La nadadora que hace malabares

En julio de 2018, Macarena Ceballos expuso en su cuenta de Twitter el incumplimiento en el pago de las becas a deportistas de alto rendimiento por parte del Gobierno nacional. Lo hizo a través de un posteo dirigido al entonces presidente Mauricio Macri.“No olvidemos que no sólo es fútbol, el Mundial ya terminó”, consignó aquella vez. Y causó bastante revuelo.

Cuatro años después, reconoce que la situación de los atletas de elite del país sigue siendo compleja en términos económicos. “Además de las dos becas del Estado (las que otorga el Enard y la Secretaría de Deportes de la Nación), tengo la ayuda de la Municipalidad de Río Cuarto y de la Ciudad de Buenos Aires, y llego a fin de mes ahí nomás, haciendo malabares”, cuenta. “Ahorrar es imposible y a veces hasta tengo que pedirle dinero prestado a mi hermana”, señala la nadadora, quien agrega que la situación se le hace “más llevadera” por compartir departamento con su colega riotercerense Andrea Berrino.

“De la Agencia Córdoba Deportes no cobro nada, porque dicen que no pueden darme una beca si no estoy federada en la provincia, pero bien que subieron mi foto a sus redes sociales cuando gané las siete medallas en Asunción”, apunta. “Tampoco me tuvieron en cuenta cuando hicieron un homenaje a los atletas que participaron en los Panamericanos de Lima. Se ve que en aquel momento no era cordobesa para ellos”, añade. “Yo digo lo que siento y si me quieren llamar, que me llamen. No le tengo miedo a la política”, concluye Ceballos.

En el podio continental

En los XII Juegos Suramericanos que se llevaron a cabo en Asunción entre el 1 y el 15 de octubre, Argentina obtuvo 197 preseas (58 oro, 65 plata y 74 bronce) y se quedó con el tercer puesto en el medallero, detrás de Brasil (319) y Colombia (255). La clasificación se completó de la siguiente manera: 4°) Chile (191); 5°) Venezuela (191); 6°) Ecuador (78); 7°) Perú (84); 8°) Paraguay (48); 9°) Uruguay (40); 10°) Aruba (6); 11°) Panamá (12); 12°) Bolivia (8); 13°) Guyana (3); 14°) Curazao (1); 15°) Surinam (0). La delegación argentina presentó 592 deportistas en 36 disciplinas.

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