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La noche como navío

Jorge Villegas, director y dramaturgo, presenta su versión de Vicente "El Chacho" Peñaloza. En la persecución del caudillo riojano se debaten los ejes de la civilización y la barbarie. "Fue el último rebelde", asegura el autor.

Por Carolina Saiz

El próximo sábado 24 a las 21, en el Teatro La Chacarita (Jacinto Ríos 1449, barrio Pueyrredón), se pondrá en escena la última función de “La noche como navío”, obra que forma parte del proyecto “Patria o muerte”, un repertorio de poéticas teatrales sobre la historia argentina. La obra presenta una mirada urbana de la persecución y asesinato del líder gaucho, que sumerge al público en el desierto de los Llanos y los valores subyacentes a la disputa de unitarios y federales. La historia transcurre con el ritmo y la belleza que le imprimen las impecables actuaciones de Ariana Andreoli, Ramiro Pros, Mariana Moretto, Tomás Gazzo y Fernando Rojas. En diálogo con MI Córdoba su director, Jorge Villegas, explica que la idea es presentar “un Chacho que no fuera ni hablara como gaucho; no quisimos tomar elementos camperos ni folclóricos que fueran fácilmente reconocibles”. Sobre su apuesta a la relación entre teatro e historia, agrega que “la obra da cuenta de algo que hablamos pero no resolvemos: la injusta división de tierras que hubo en Argentina, con graves consecuencias hoy: las famosas mil familias siguen siendo dueñas de la Patagonia”.

- ¿Cómo es la mirada sobre El Chacho en la obra?

- El Chacho fue el último caudillo que lideró patrullas y enfrentó al Estado y su Ejército. Quiso evitar la imposición de una cultura sobre la otra. Él no lo expresaba así, no había ido a la escuela. En sus cartas hay algo muy genial en cómo se expresa. A diferencia de lo que se cree, El Chacho tenía en su círculo de influencia a personas sumamente cultas, que sí escribían muy bien. No era un grupo de burros que peleaban porque odiaban a Buenos Aires; luchaban contra la organización nacional porque no los incluían, el Ejército los perseguía y los mataba cruelmente.

- ¿Por qué elegiste este personaje de nuestra historia?

- Me pareció interesante rescatar a un hombre simple, de campo, muy pintoresco y que tenía muy clara una escala de valores que difícilmente nuestros dirigentes de hoy tengan.¿Qué esfuerzo hace hoy la política para paliar la crisis? Ninguno. Los grandes medios tampoco pueden enfrentar a la política porque viven de la pauta publicitaria de la política, como Clarín. La idea es ver una obra política. Y si además te interesa rescatar los valores del Chacho, mejor. En estos tiempos, la persona que realmente jodió los intereses de un sector con retenciones importantes al campo, con la Resolución 125, para poder financiar la Asignación Universal por Hijo, es la persona a la que quisieron matar. El riesgo de muerte está si tocás intereses. Volviendo al Chacho, la gente lo seguía porque realmente creía en ese hombre, y creía que la lucha de ese hombre lleno de valores era justa.

- ¿Cómo reuniste a los actores y actrices que trabajan en la obra?

- Los conozco de los cursos que doy. No en el caso de Ariana Andreoli, quien encarna el personaje “El Desierto de los Llanos”, que es una gran coreógrafa y bailarina. Siempre la intuí muy escénica y además forma parte de “Ser y Memoria”, un festival de teatro y Derechos Humanos del que soy uno de los creadores y que se hace una semana antes del 24 de marzo. Ella es una persona muy ética y proba en lo que hace y le encantó la invitación a trabajar en esta obra. Empezamos a organizar los ensayos en febrero del 2020 y, por la pandemia, seguimos varios meses por videítos. También están Tomás Gazzo, Fernando Rojas y Mariana Moretto, que son actores que conozco de mis seminarios. Y a Ramiro Pros, que actúa de Chacho, lo conozco hace muchos años. ¡Y es lo opuesto al Chacho! Yo quería trabajar con alguien que no integrara un ballet folclórico de malambo, que no representara lo varonil, que es con lo que se rescata lo gauchesco. No sé si la gente lo nota, pero aquí no hubo una mirada gauchesca: en esta obra El Chacho tiene lo mínimo de la vestimenta del gaucho. Otro director puede hacer algo sumamente “gaucheril” que a mí no me va a gustar para nada, porque una cosa es que lo hagan los gauchos y otra cosa es que nosotros nos hagamos los gauchos. Ramiro representa lo opuesto: es poeta, escritor, muy suave, le cuesta levantar la voz, es urbano, no tiene nada que ver con los gauchos. Le conté la propuesta y le interesó mucho.

- ¿Qué significa “La noche como navío”?

- El navío es como el norte, aquel barco en el que estamos todos y tracciona la Historia. Esa es la imagen: la nave de la muerte, donde vamos todos. La noche como navío es una ida hacía la oscuridad que empezó con la muerte del Chacho, el 12 de noviembre de 1863, el día que se terminan las rebeldías reales. Después podemos hablar de la década del ´70, pero mirá cuánto tiempo pasó. De hecho, tomaron el nombre de las montoneras, que era el modo de pelear de los caudillos. El título resume poéticamente el destino de noche que empezó en ese momento.

- ¿Cómo ves la política en relación al teatro?

- Estoy desilusionado de la práctica política, por eso creo que lo mejor que puedo hacer como ciudadano es hacer teatro y estoy en eso casi todo el día. Te doy un ejemplo: la Municipalidad de Córdoba lanzó hace cinco meses una convocatoria -que la creamos los artistas de las artes escénicas- que es anual y concursable: el Fondo Estímulo a la Actividad Teatral de Córdoba. El jurado emitió el resultado hace meses, pero nunca se anunció, porque la Municipalidad nunca empezó el expediente. Estamos hablando de muy poco dinero, pero muy necesario para que los grupos vivan y hagan girar su rueda de actividades. Vos podés empezar a producir a partir de que te presentás a FEATEC y quedás entre los ganadores. Para eso tu proyecto tiene que ser bien evaluado por un jurado de colegas, y recibís un dinero, aproximadamente 350 mil pesos, que te obliga a producir en seis meses. Tenés que pagar una sala de ensayos, viáticos, producir y hacer las funciones. Pero la Municipalidad todavía no lo anunció, ni inició el expediente y lo van a tratar de dejar caer.

- ¿Cómo es hacer teatro desde el interior?

- Mi decisión de no estar en Buenos Aires tiene ver con elecciones de vida, pero también con cuestiones en las que creo, aunque pueda sonar romántico: en estas calles anduvo Agustín Tosco. Y para mí sigue siendo muy importante estar en estas mismas calles. Tengo con la ciudad un vínculo muy fuerte y viajo mucho para representar al teatro de Córdoba, un teatro que tiene cinco décadas, desaparecidos, grandes autores y actores. Por ejemplo, el Premio Goya se lo dieron a un cordobés: Alberto Ammann. El teatro de Córdoba tiene público que rota por las salas, ¡tenemos más de veinte salas!

- ¿Qué viene después de “La noche como navío”?

- Estoy trabajando en un proyecto nuevo, felizmente invitado por el Instituto Italiano de Cultura. Cosas que se consiguen cuando estás todo el tiempo haciendo teatro. Porque si no estrenara todos los años, si no publicara, no sería un profesional completo de las artes escénicas y no me pasarían estas cosas: ser uno de los artistas invitados al proyecto sobre los cien años del nacimiento de Pier Paolo Pasolini. Estoy creando una obra que creo se llamará “Pasolini o la rabia” -a partir de su figura y obra- y se estrenará en noviembre.

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