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Cocó, la primera niña trans que cuenta su historia

Inspirados en la experiencia de Constanza "Cocó" Chiosso, se creó la Asociación Civil Cocó, que nuclea a otras familias, personas no binarias y mujeres trans. El nueve de abril realizaron el "II Congreso de Niñeces, adolescencias trans y sus familias: Transformando realidades", en Villa Nueva, junto a organizaciones socioterritoriales, la Municipalidad de esa localidad y la Universidad Nacional Villa María.

Por Anabella Antonelli

“Mi hija se hacía preguntas a los nueve años que yo no podía responder”, relata Valeria Herrera, mamá de Constanza “Cocó” Chiosso, la primera niña trans cordobesa que hizo pública su historia. Y agrega: “A los cuatro años renegó de sus genitales, a los seis dijo que era gay porque le gustaban los varones. Fue diciendo cosas que yo, al no conocer niñeces y adolescencias trans, pensaba que era algo que se decidía después de la pubertad”. Pero un día leyó la historia de una niña de Buenos Aires que había transicionado y comprendió que eso le pasaba a su hijo.

Sus vidas dieron un giro. Cocó comenzó su proceso de transición, acompañada por su mamá, enfrentando dificultades y violencias.

“Aprendemos que tenemos que escucharlas y prestarles atención, porque comparten su identidad desde muy niños a través del juego, de un disfraz o un juguete cuando no le encuentran palabras o explicación, o te dicen cómo quieren que les nombres -señala Valeria-. En la mayoría de los casos, las niñeces y adolescencias manifiestan quiénes realmente son, pero en mi caso fui yo quien se lo dije”.

Después de comprender lo que le pasaba a Cocó, Valeria le preguntó: “¿Qué opinás si te digo que podés ser la nena que siempre quisiste ser?”. Los ojos de Cocó se abrieron enormes ante la sorpresa: “¿En serio? ¿Y me voy a poder vestir de nena? ¿Y me voy a poder cambiar de nombre y dejarme el pelo largo y hacer todo lo que hacen las nenas?”, le respondió emocionada.

Según el Informe sobre la situación actual de las experiencias de niñeces y adolescencias trans y travestis de la Asociación Civil Infancias Libres, las primeras manifestaciones de la autopercepción de género distinto al asignado al nacer se dan principalmente en la franja etaria de uno a ocho años. Entre las prácticas para expresar ese sentir, un 38% se vinculan a dolencias de índole orgánica o física: problemas respiratorios, control de esfínteres, dermatitis, caída del cabello, sentimientos de tristeza, autoagresiones, enojo, llanto, irritabilidad, pesadillas recurrentes. En el 89% de los casos estos síntomas desaparecieron o disminuyeron luego de iniciada la transición con el respeto de su familia y sus espacios de socialización.

La capacidad de escucha del mundo adulto es crucial para el desarrollo de sus identidades. Ante la primera negativa o violencia, es probable que esa niñez no vuelva a hablar de lo que le pasa por miedo o culpa. Las familias cumplen un rol fundamental, pero deben superar prejuicios internos, miedos, inseguridades, expectativas, frustraciones. “Muchas veces se sienten solas, no tienen un espacio donde hablar sin ser juzgadas, donde sentirse contenidas para afrontar la sociedad que es muy dura -refiere Valeria- No solo transiciona el niño o niña, también la familia porque es un cambio global”.

“Yo no sabía dónde ir ni con quién hablar. Tenía la Ley de Identidad de Género, pero volvía llorando a casa porque en el Registro Civil me decían que no se podía hacer el cambio registral, en el colegio no querían cambiar el nombre porque no lo tenía en el DNI, la directora hasta me denunció a la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia. Cocó no lo supo ni lo vio, somos las mamás generalmente las que ponemos el pecho”, señala.

Muchas más que dos

Ante estas dificultades y vacíos decidieron crear la Asociación Civil Cocó, junto a otras familias, personas no binarias y mujeres trans. El nueve de abril último realizaron el “II Congreso de Niñeces, adolescencias trans y sus familias: Transformando realidades”, en Villa Nueva, junto a organizaciones socioterritoriales, la Municipalidad de esa localidad y la Universidad Nacional Villa María. Con más de cien personas inscriptas, compartieron herramientas con familias, profesionales de distintos ámbitos, estudiantes y funcionarios.

“El primer Congreso se hizo en 2018 y fue de consulta. La gente vino para informarse y ver si era cierto lo que se hablaba de infancias trans –relata Valeria- En cambio en éste buscaban material para formarse, para saber cómo acompañar, cómo accionar en sus ámbitos laborales, qué herramientas jurídicas hay, dónde ir si la familia no acompaña”. Los y las profesionales que se capacitan “salvan vidas, porque van a estar preparados para acompañar y así vamos a tener un adulto que tuvo una niñez y una adolescencia plena, porque pudo ser quien es”, insiste.

“Hoy se habla de esto, es un avance. Celebramos la Ley de Cupo Laboral Trans porque las van a juzgar por su capacidad y no por su genitalidad”, aclara, aunque remarca la necesidad de que los números de CUIL dejen de ser binarios porque condiciona para conseguir trabajo. En el ámbito universitario, “se avanzó, pero no se trata solo de baños inclusivos, se trata de formar profesionales con perspectiva de género”, sigue Valeria. La capacitación en todos los ámbitos es una de las principales demandas, junto a la implementación plena de la Ley de Educación Sexual Integral que no se limite al binarismo nena-nene, sino que refleje los cuerpos diversos.

“A las familias de niñes y adolescentes trans les digo que no tengan miedo de preguntar y buscar ayuda, hay muchas organizaciones y asociaciones que acompañan. Pregunten a su hije qué siente, qué necesita, sacándose las duda. No es nada raro y no están solas, las otras familias vamos a poner el hombro para llorar, porque sí van a llorar. Les van a venir miedos y dudas, pero ese hije le va a llevar de la mano y le va a mostrar el camino, van a aprender juntos”, concluye Valeria.

Fotos: Gentileza Asociación Civil Cocó

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