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Monseñor Enrique Angelelli: Un mártir ocultado y negado

Se cumplen 46 años del crimen de Monseñor Enrique Angelelli, ocurrido en La Rioja el 4 de agosto de 1976. Luis Miguel Baronetto desnuda en un nuevo libro la trama de ocultamiento del homicidio del Obispo, organizado por los servicios de inteligencia del Ejército con la complicidad del Episcopado argentino. El engaño a monseñor Bernardo White, sucesor de Angelelli en La Rioja y el ocultamiento activo del cardenal Raúl Primatesta, dos casos paradigmáticos.

Por Carlos Ruiz / @qarlos_ruiz

La sombra de impunidad sobre el crimen de Enrique Angelelli sobrevolaba los hechos desde antes de su ejecución misma. Los servicios de inteligencia militar habían intentado callar al Obispo de La Rioja mediante amenazas, sin otro efecto que potenciar su palabra y su acción. Asesinaron a dos de sus sacerdotes: Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville. Tampoco funcionó porque el Obispo redobló la apuesta: no sólo denunció los crímenes, sino que comenzó una exhaustiva investigación personal en soledad, abandonado por sus pares del Episcopado, a quienes seguía informaba sobre la situación de extrema vulnerabilidad que se vivía en la Diócesis riojana.

Pedía ayuda y buscaba la solidaridad de sus hermanos obispos; recibió indiferencia, la fría respuesta de que “no podían hacer nada” y la sugerencia de que “se fuera del país”. Dolido, les respondió que esa no era una opción: “El pastor nunca deja solas a sus ovejas”.

Desafiado, el aparato militar consumó un nuevo crimen: Wenceslao Pedernera, un campesino cercano a su pastoral, acribillado frente a su mujer y sus pequeñas hijas en Sañogasta. La sensación de impotencia y orfandad de Angelelli y los integrantes de la Diócesis era absoluta. Especulaban con un nuevo asesinato: “Seguramente una monja”. Pero Angelelli sabía a quién buscaban los militares: dibujó un espiral y colocó a Carlos, Gabriel y Wenceslao. Luego, en el centro, se colocó él mismo: “Al que quieren es a mí”, dijo. Pocos días después ocurrió su asesinato. Claro que, como era Obispo y una figura reconocida, no podía ser tan explícito. Fue en la ruta, bajo la consigna “que parezca un accidente”. Comenzó a funcionar el mecanismo de la negación.

El nuevo libro de Luis Miguel “Vitín” Baronetto, que se presenta este 11 de agosto en la Casa Angelelli (Belgrano 715), relata mediante documentación inédita de los servicios de inteligencia militares y policiales los detalles de esa trama de ocultamiento. Se destacan, entre muchos valiosos aportes, las participaciones del Obispo Bernardo White, sucesor de Angelelli en de La Rioja y la del cardenal Raúl Primatesta, de activa participación en la negación del asesinato.

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Primatesta

El cardenal primado de la Argentina Raúl Primatesta fue un negador del asesinato de Angelelli. Según el libro de Baronetto fueron varias las circunstancias en las que se vio involucrado. La primera de ellas se dio los días posteriores al asesinato. Como presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Primatesta respondió los telegramas de condolencias que, desde todas partes del mundo llegaron al Episcopado. Se destacan las del cardenal Humberto Mozzoni (que había sido nuncio en Argentina antes de Pío Laghi), las del Episcopado chileno y las de varios obispos franceses.

“Allí Primatesta relata una versión que no surge de ninguna investigación. Las condolencias son de los días posteriores a las exequias. El sumario policial nunca mencionó los causales del supuesto accidente que relataba Primatesta. En una de ellas habla de que dos vehículos fueron sobrepasados por la camioneta del Obispo Angelelli a alta velocidad y que después se produjo el vuelco. En otra habla del mal estado de las rutas. Ninguna de las dos circunstancias aparece en la causa judicial, ¿De dónde sacó Primatesta esas versiones? No lo sabemos. Pero tampoco las aportó”, dice Baronetto.

Cuando en 1984 el Juez Aldo Morales reabrió la causa en La Rioja, Primatesta debió responder un exhorto. Allí “negó tener conocimiento de que haya habido amenazas, como le preguntaba el juez, y tampoco informó esas circunstancias sobre cómo había sido el supuesto accidente. Ya su versión había sido desmentida por la declaración de los dos testigos que llegaron al lugar. ¿Por qué el cardenal generó esa versión que después no aportó a la Justicia, pero que está escrita en sus respuestas a las condolencias? Evidentemente hubo alguna intencionalidad porque sus respuestas fueron dirigidas a quienes ya sospechaban que no se trataba de un accidente”, expresa Baronetto.

EL rol activo que el Cardenal tuvo en la negación del crimen aparece también en las comunicaciones de la embajada argentina en la Santa Sede. En 1977 Primatesta viajó al Vaticano a contrarrestar la información sobre el crimen que manejaba el Papa Pablo VI. El papa había expresado públicamente su preocupación por los hechos violentos contra “personas eclesiásticas” en Argentina. El embajador de la dictadura, Rubén Blanco, informó posteriormente que “el Cardenal había sido muy claro en contrarrestar las versiones inexactas proporcionadas por superiores de congregaciones religiosas en Roma”.

Monseñor White

Otro de los Obispos que colaboraron en la trama del ocultamiento fue Monseñor Bernardo White, sucesor de Angelelli en el Obispado de La Rioja. Según el libro de Baronetto, las operaciones de los servicios de inteligencia del Ejército sobre White se iniciaron luego de la resolución del juez Morales, que encuadró la muerte como homicidio y pidió la colaboración de la comunidad para encontrar a los responsables. White lo tomó como una tarea pastoral y promovió la investigación, tratando de colaborar con la Justicia. “Es allí cuando aparece en 1988, doce años después del hecho, un falso testigo: José Antonio Nacusi, quien deja un sobre cerrado en una escribanía de La Rioja, donde relata una versión del hecho que nadie conoció porque estaba en un sobre cerrado. El “testigo” había sido enviado por el coronel Eduardo de Casas, ex jefe de Policía de La Rioja. Casas era, además, oficial de inteligencia y trabajaba en esos momentos en el Batallón 601 de Buenos Aires. La declaración del testigo falso nunca se presentó ante la Justicia, pero sirvió para “convencer” al Obispo White de la versión del “accidente” y desactivar su impulso investigador. En 2001, cuando el Obispo se retiró de su actividad episcopal, informó a la cúpula del Episcopado que según sus investigaciones “había llegado a la conclusión de que no había sido un atentado”.

La Justicia

Los casos del cardenal Primatesta y del Obispo White no fueron los únicos intentos deliberados de ocultar y negar el crimen de Angelelli. Hay mucho más en el libro de Baronetto. La Justicia tardó 38 años en condenar a los responsables del asesinato de los “mártires riojanos”. Varios imputados de autoría mediata fueron alcanzados por la “impunidad biológica”, al fallecer antes del juicio. Quedaron sin investigar partícipes civiles y militares, cuya complicidad quedó nominada en la sentencia judicial. Pero no alcanzaron a incluirse los funcionarios militares y policiales de inteligencia, cuyas firmas con nombres, apellidos y jerarquías quedaron registradas en los informes, aunque gran parte evidenciaba una elaboración anónima.

En el 2018 el Papa Francisco declaró el reconocimiento del martirio y el 27 de abril de 2019 se celebró en La Rioja la beatificación del Obispo Enrique Angelelli, el laico Wenceslao Pedernera y los sacerdotes Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias. Con esta decisión también se hizo justicia para las comunidades eclesiales y se destruyó la negación que maliciosamente se había intentado verter sobre el caso.

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El obispo Angelelli junto al gobernador de La Rioja, Carlos Menem.

El obispo Angelelli junto al gobernador de La Rioja, Carlos Menem.

Actividades en homenaje a Angelelli

El jueves cuatro de agosto habrá dos señalizaciones de sitios relacionados a Enrique Angelelli. Por la mañana, la Municipalidad de Córdoba colocará un cartel en el Hospital de Clínicas como referencia histórica: allí Angelelli fue párroco entre 1951 y 1952. A su vez, el Centro Tiempo Latinoamericano colocará una placa de madera en la capilla del hospital, que recordará el lugar donde Angelelli oficiaba misa. Por la tarde, a las 17,30 en Alta Córdoba, se señalizará también la Iglesia de la Inmaculada Concepción de María, donde Angelelli fue bautizado en agosto de 1923.

El viernes cinco de agosto se proyectará a las 19 en el Archivo Provincial de la Memoria el documental "Un tropiezo de ternura", del realizador Carlos Ruiz, que narra la vida y obra de Angelelli.

El 11 de agosto a las 19 en Casa Angelelli (Belgrano 715) se presentará el libro de Luis Miguel Baronetto "Beato Obispo Angelelli: elaboración, ocultamiento y negación del crimen".

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