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El día del francés

Todo lo que pasó en la última semana del juicio contra el viudo Marcelo Macarrón. Testimonios importantes y enfermedad del imputado.

Por Hernán Vaca Narvaja

En otra semana corta de audiencias con motivo del feriado patrio del 25 de mayo, el juicio oral y (no tan) público contra Marcelo Macarrón puso en el centro de la escena a Miguel Rohrer, el poderoso empresario agropecuario que supo integrar el inseparable triángulo amistoso y de negocios que conformaban el imputado Marcelo Macarrón y su vocero Daniel Lacase antes del crimen de Nora Dalmasso.

Quiso el destino (¡?) que justo esa semana el viudo tuviera que internarse en una clínica privada de Río Cuarto para hacerse un chequeo médico motivado por problemas cardíacos. Macarrón se internó el domingo 22 a las 19, pero la noticia recién le fue comunicada al tribunal –previa reunión del defensor Marcelo Brito con el fiscal Julio Rivero (¡!) el lunes por la mañana. Consultado por la secretaria del tribunal, que se trasladó hasta la clínica, el imputado dio su conformidad para que el juicio continuara en su ausencia. Recién después del mediodía declararon cuatro policías, que no aportaron mayores datos a la investigación. Uno de ellos, el comisario GustavoOyarzábal, condenado en otras causas de secuestro y drogas, ingresó esposado al recinto para contar que no tenía ningún conocimiento de la causa y ni siquiera había visto de lejos la escena del crimen.

Al otro día, con Macarrón todavía internado, se concretó la esperada comparecencia de Rohrer, que había sido postergada antes a pedido de Brito, con la venia del fiscal Rivero y la complacencia del tribunal. La presencia del “francés” en tribunales fue como un huracán: apenas abrió la boca comenzó a insultar a sus (¿ex?) amigos (¿y socios?) Macarrón y Lacase. Del primero dijo que era “avaro”, “mentiroso” y “figureti”; al segundo lo pintó con una anécdota: “una vez lo crucé en la calle, me bajé de la camioneta y le pregunté por qué me había metido en esta historia: se hizo pis y le empezó a temblar la pera. No pudo pronunciar una palabra”, evocó su último encuentro con el vocero, a quien recientemente acusó por extorsión ante el fiscal Daniel Miralles.

El “francés” demostró estar al tanto de todas las novedades producidas en estos dos meses de audiencias y no ahorró adjetivos para referirse a lo que denominó “el clan Macarrón”, donde incluyó tanto a sus hijos como al hermano de la víctima, Juan Dalmasso. “Facundo es el peor hijo de Río Cuarto -dijo para desmentir al joven diplomático, que dijo que lo había visto besándose con Nora-porque sigue mancillando el honor de su madre asesinada con mentiras”; recordó que fue él quien fue a buscar a Valentina Macarrón cuando llegó al aeropuerto de Ezeiza desde Estados Unidos, donde estaba de intercambio. “Nadie le pide a otra persona que busque a su hija si no le tiene confianza. Ella ya no es una niña. Es una señora y tendrá que hacerse responsable de las cosas que dice”, advirtió. Según declaró el propio imputado en el juicio, sus hijos Facundo y Valentina creen que Rohrer asesinó a su madre y que Lacase le armó la coartada para hacerlo zafar de la Justicia. Sin embargo, cuando declaró en el juicio, el vocero admitió que todavía tramita en su estudio jurídico la sucesión de Nora Dalmasso.

En lo que ya es costumbre en este proceso, ninguna de las partes puso la lupa en las contradicciones y falencias de la investigación en torno a la posible presencia de Rohrer en Río Cuarto el fin de semana del crimen. Por el contrario, el fiscal solo atinó a repreguntar después de la inspirada exposición del testigo y señaló contradicciones con su primera declaración –que, en otra (in)sana costumbre, también fue leída en voz alta-, donde había considerado un “amigo de gran corazón” a Macarrón. “La amistad se rompió desde que su abogado Britos (sic) me empezó a acusar de un crimen del que no tengo nada que ver” con el crimen, se justificó el “francés”, explicando lo obvio. Nadie le preguntó sobre los informes de las antenas de telefonía móvil que ubicaban su aparato y el de su entonces mano derecha Ricardo Araujo en la zona de Río Cuarto aquél lejano fin de semana de 2006; ni de las inversiones compartidas en el pool de siembra San Bartolomé con Macarrón y Lacase; ni de la relación económica y/o laboral que tenía con el vocero; ni por qué al menos dos testigos dijeron haber visto su automóvil Audi la noche del crimen. Nada. Rohrer declaró lo que quiso en la audiencia y afuera negó todo dato comprometedor ante los periodistas. Relajado, hasta se dio el gusto de comparar al fiscal con el boxeador Mohamed Alí y pedir apoyo para que haga justicia. “Todos los caminos conducen a Macarrón”, concluyó, categórico, al evaluar la prueba genética y la acusación de instigador que hoy pesa sobre el viudo.

El verborrágico Brito quedó expuesto como pocas veces en el proceso por el “francés”: a pesar de haberlo sindicado como el principal sospechoso del homicidio de Nora, haber desgastado durante horas a los testigos vinculados a su empresa y hecho librar al tribunal sendos oficios para interiorizarse de la actividad económica de la firma “La Curaca”, no le hizo ninguna pregunta vinculada a su actividad económica, las sociedades que integró ni los eventuales negocios que compartía con su cliente y/o Lacase. En cambio, incorporó como prueba al debate oral un listado de llamadas telefónicas que demuestra que el 24 de diciembre de 2006, el día previo al crimen, se produjo una comunicación de 25 minutos entre los teléfonos fijos de las familias Macarrón y Rohrer en Río Cuarto. A esa hora, según consta en el expediente, Nora estaba en la empresa Grassi o camino a la casa de su madre, en tanto que el “francés” participaba de un asado en Pilar con un grupo de empresarios agropecuarios.

A lo sumo, el “hallazgo” de Brito demostraría que esa mañana hablaron por teléfono las empleadas domésticas de las familias Rohrer y Macarrón, que eran amigas. “No más preguntas señor presidente”, le dijo un histriónico Brito al presidente del tribunal, Daniel Vaudagna, después de que Rohrer negara por enésima vez haber hablado ese día con Nora Dalmasso.

Cada vez más lejos de la verdad, el show judicial continuará esta semana.

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