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El dentista de Giles, el hombre fiel al General, el Presidente que no fue

En este marzo de 2023 se cumplen 50 años de la victoria electoral de Héctor J. Cámpora a nivel nacional y de Ricardo Obregón Cano en la provincia de Córdoba. Un proceso político, el de Cámpora, que se convirtió en una fugaz primavera de menos de 50 días

Por Juan Cruz Taborda Varela

Han pasado casi 18 años desde 1955. Desde aquel día infausto, uno vivió el destierro, el exilio e incluso avatares económicos. El otro fue preso al fin del mundo, se escapó, militó una causa prohibida. Jamás se distanciaron. Han pasado casi 18 años desde 1955 y en este 11 de marzo de 1973, día de triunfo, día de democracia, Perón y Cámpora están más cerca que nunca. Como aquel día en que sus rostros se cruzaron por primera vez.

Fue un 18 de agosto de 1945. El peronismo no existía más que en los sueños de un coronel que en este remoto día es presidente interino. De facto, pero presidente. Aquella presidencia interina olvidada de Juan Domingo Perón duró 12 días: entre el 9 y el 18 de agosto de 1945, cuando siendo vicepresidente reemplazó a Edelmiro Farrel, quien por esos días realizaba un viaje protocolar a Paraguay. En su último día de gestión como presidente interino, Perón inauguró la pavimentación de un camino en San Andrés de Giles. A su lado, en aquel lejano 1945, un lugareño y dentista de pueblo egresado de la Universidad Nacional de Córdoba: Héctor Cámpora.

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Perón y Cámpora, una relación marcada por la lealtad.

Perón y Cámpora, una relación marcada por la lealtad.

Se cruzaron por primera vez y fue (casi) para siempre. La historia que sigue es más conocida: 17 de octubre, triunfo, Cámpora presidente de la Cámara de Diputados, golpe, cárcel en el sur del país. El presidio de Cámpora en compañía de John William Cooke, Guillermo Patricio Kelly y Jorge Antonio: la mayor síntesis posible de ese río caudaloso e inabarcable llamado peronismo. Cooke, el cuadro de izquierda; Kelly, la mano de obra de derecha; Jorge Antonio, el financista; Cámpora, el ladero más fiel que una persona pueda encontrar.

La fuga inolvidable, sin disparar un solo tiro, en el carnaval de 1957 es recuerdo nítido en 1973: el peronismo vuelve al poder, Cámpora es presidente y no olvida que hasta ayer nomás era un presidiario, un prófugo, un paria social.

Cámpora es presidente porque fue el hombre en el que confió Perón cuando su regreso fue posible. El líder, desde Madrid, debía elegir al candidato del peronismo mientras se allanaba el camino para que él mismo, Juan Domingo, pudiera serlo. Perón tenía dos opciones. Su médico personal y amigo Jorge Taiana o Cámpora. Eligió al odontólogo porque Taiana tenía de consuegro al general Julio Alsogaray, hermano de Álvaro, y temía que el militar que había derrocado a Illia influyera en una hipotética futura presidencia del padre del actual ministro de Defensa.

Cámpora, Perón y López Rega, una postal del peronismo de los _70..jpg
Cámpora, Perón y López Rega, una postal del peronismo de los '70.

Cámpora, Perón y López Rega, una postal del peronismo de los '70.

Cámpora fue ungido candidato y jamás puso en duda el liderazgo de Juan Domingo. Todo lo que el general pidiera o pensara, allí estaba Cámpora para conceder. Sin saber que en esa gratitud cavaba su propia fosa. Porque además de congraciar a Perón, buscó congraciar al secretario y mayordomo de Perón, José López Rega. En plena confección de las listas para elecciones del 11 de marzo de 1973, López Rega le pidió a Cámpora salir del ambiente que los asfixiaba para conversar en los jardines de la residencia donde resolvían todo.

Caminando los dos sobre una gramilla que empezaba a sentir los efectos del otoño por venir, López Rega cruzó su brazo derecho por sobre el hombro de Cámpora y le dijo:

- Héctor, estoy mal. Norma, Normita, mi hija, se casó con este tipo, Lastiri. Vos sabés que no me gusta mucho.

- Sí José, me dijiste.

- Es muy de la noche, no tiene trabajo. Pero hay algo peor.

- ¿Algo peor que eso? -preguntó el fiel Cámpora-.

- Sí, está enfermo. ¿Viste que tiene el cuello hinchado? No es obesidad, tienen cáncer en los ganglios. Y se va a morir y va a dejar a Normita en la calle sin un peso este pelotudo.

Cámpora, que no entendía, le preguntó qué podía hacer él como futuro presidente.

- Y, lo metamos en la lista de diputados. Si llegar a morirse, le queda una pensión a Normita.

Cámpora le pone la banda presidencial a Raúl Lastiri, el cuñado de López Rega..jpg
Cámpora le pone la banda presidencial a Raúl Lastiri, el cuñado de López Rega.

Cámpora le pone la banda presidencial a Raúl Lastiri, el cuñado de López Rega.

Cámpora, buen hombre, cedió fácilmente y Lastiri ingresó a la Cámara de Diputados. Y para que Perón, creía Cámpora, sintiera con mayor efectividad su lealtad, nombró al esposo de Norma López Rega, un hombre inexperto en las lides de la política, presidente de la Cámara.

49 días después de la asunción, el 13 de julio de 1973 y cursando una luna de miel con la sociedad, Cámpora fue obligado a renunciar. Las versiones son disímiles, contradictorias y múltiples. Que nunca hubo acuerdo previo, que jamás establecieron la renuncia, que Cámpora esperó la orden de Perón, que Perón jamás daba órdenes directamente. De ello se encargó, entre otros, Victorio Calabró, electo vicegobernador de Buenos Aires y hombre de la burocracia sindical, que en declaraciones a la prensa dijo:

- Si Perón está en Argentina, el presidente debe ser Perón. ¿Para qué lo vamos a tener en Gaspar Campos?, ¿ah? ¿No debe ser presidente Perón?

Dicen que Perón, al enterarse del fin de ciclo, lagrimeó como lagrimean los hombres grandes que saben que el destino está jugado. López Rega ya tenía todo planeado. El que continuaba en la línea de sucesión era el presidente del Senado, el cordobés Alejandro Diaz Bialet, tío del juez Jaime Díaz Gavier. Pero fue enviado con más de un mes de antelación a una misión en el extranjero y el camino quedó allanado para que el yerno Raúl Lastiri, amante de los autos y la noche porteña, fuera el presidente que nadie había elegido.

La histórica renuncia de Cámpora permitió la vuelta de Perón al poder..jpg
La histórica renuncia de Cámpora permitió la vuelta de Perón al poder.

La histórica renuncia de Cámpora permitió la vuelta de Perón al poder.

Lo peor estaba por comenzar. Sin embargo, aquella renuncia y el pronto regreso de Perón a la Casa Rosada abrieron grandes frentes de esperanza. Y un hecho inédito que pocas veces volvería a ocurrir.

Dos juventudes, la peronista y la radical, escriben juntas un comunicado. Será la primera vez en la historia. Prefiguran una fórmula que esté integrada por los líderes de cada espacio. Radicales y peronistas jóvenes coinciden en todo: en la lucha asumida por la juventud contra la dictadura, en las consignas pueblo / anti pueblo y liberación / dependencia, en el enfrentamiento al imperialismo, la oligarquía y a la cúpula militar. Se ofrecen para controlar los precios y para las campañas de alfabetización.

- Por eso -dice el comunicado-, Juventud Radical y Juventud Peronista ofrecen sus estructuras para profundizar en el trabajo voluntario en villas, barrios, escuelas y hospitales los objetivos de la patria liberada. Convocamos a defender la conquista popular expresada en el gobierno del pueblo y garantizar el programa de liberación nacional.

Las buenas intenciones de los dos partidos mayoritarios argentinos chocaron pronto con una realidad que elegía otro camino para avanzar.

Podés leer más notas de Juan Cruz Taborda Varela en este enlace.

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