Es que desde el inicio del proceso, la hipótesis de la familia Macarrón se enfocó en señalar al próspero empresario del agro como el principal sospechoso de haber perpetrado el asesinato de Nora Dalmasso.
Por eso, la presencia de Araujo le dará la posibilidad a la defensa de ahondar en aspectos que buscarán poner en crisis la coartada de Rohrer, que consiste en demostrar que el día del asesinato de la Villa Golf él se encontraba en Buenos Aires y no en Río Cuarto.
Araujo es parte del círculo íntimo de Miguel Rohrer y fue el encargado de confeccionar la lista de personas que habría estado con el empresario en Buenos Aires la noche del crimen de Nora.
Se trata de la lista que el mismo vocero de Macarrón, Daniel Lacase, entregó a la Justicia.
Qué dijo antes
Tal como lo consignara el periodista Hernán Vaca Narvaja en la edición dominical de Puntal, cuando Araujo declaró en la etapa de instrucción de la causa dijo que el viernes 24 de noviembre había compartido con Rohrer un almuerzo de trabajo en el club La Ellerstina, en Pilar (provincia de Buenos Aires). Y que su amigo se había retirado cerca de las 18.
Agregó que se volvió a comunicar con Rohrer a las ocho y media de la mañana del día siguiente (sábado 25) para encontrarse en un remate que se realizaría a las 11.30. Pero al que Rohrer decidió no concurrir. A cambio, lo invitó a compartir un asado en su casa, donde llegó a las diez de la mañana.
El mismo testimonio sostiene que Rohrer hizo el asado y la sobremesa se extendió hasta las 18.
Sin embargo, la declaración de Araujo dejó una “ventana horaria” demasiado amplia, que le permitía a su amigo viajar a Río Cuarto, encontrarse con Nora y volver a su casa.
Sobre esos aspectos probablemente pivotee el cuestionario que le harán las partes a Araujo.
El testigo ya había sido citado a declarar el jueves pasado, pero la testimonial del exsecretario de seguridad Alberto Bertea acabó siendo tan extensa que obligó a reprogramar la audiencia.
Ese mismo jueves, después de una semana de testimonios que le habían sido francamente adversos, el viudo quiso salir a rebatir a los testigos.
En su interés por tomar distancia de su vocero, no sólo lo negó como su interlocutor en aquellas afiebradas jornadas que siguieron al asesinato en la Villa Golf, sino que señaló que, según sus hijos, fue Lacase quien le armó la coartada a Rohrer para ayudarlo a zafar de la Justicia. -Éramos muy amigos, ahora ya no,- dijo en su breve pero incendiaria declaración.
Es que después de largos años de silencio, el imputado por primera vez señalaba en un mismo acto a quienes eran sus más cercanos amigos, el empresario Rohrer y el vocero Lacase.